Y uno lucha por ser inamovible y mantenerse firme ante la marea. Pero siempre hay algo que remueve la
tierra. Querer no sentir nada con su presencia es como la lucha del polvo
contra el viento, como el tira y afloja entre tiempo y espacio. Todos tenemos
nuestra kriptonita y ante su mirada uno se siente como el talón de Aquiles
frente a la flecha de Paris, frágil Hasta el más grande de los arboles es
mecido por el viento.