¿Por
qué decimos que la vida no es justa si la mayoría de las veces
procura poner las cosas en el lugar que les corresponde? Somos
nosotros los que decidimos que a veces la vida se porta injustamente
cuando queremos que algo buenos nos pase y no lo recibimos. Todo en
la vida lo debemos de ganar, no somos ni lo suficientemente
buenos como para que todo se nos dé; pero tampoco lo
suficientemente malos para que nos sea negado. La cuestión aquí
es ser valientes para poder aceptar lo que obtenemos por mérito
propio ya sea bueno o malo.
Dios
nos dio la vida para aprovecharla, no para desperdiciarla con quejas
y lamentos. Lo justo nos lo da él, lo injusto lo ganamos nosotros.-